Te animo a leer este artículo publicado en Arainfo.org hace un año, cuando la pandemia que nos está afectando era algo que no se podía pasar por nuestra imaginación.
En el mismo, trataba de llevar a reflexión acerca de las nuevas formas de consumo que desde hace ya tiempo se han impuesto en nuestra sociedad y que ahora con la época que vivimos, se ha convertido en algo que parece que va a quedarse definitivamente entre nosotros aludiendo a la comodidad y al ahorro económico que las compras y los servicios online nos ofrecen
Hoy en día, y dadas las circunstancias que vivimos a causa del Covid-19, este tipo de servicio y de consumo se ha hecho algo que ya forma parte de nuestro día a día, e incluso comercios y establecimientos hosteleros lo ven como la única forma de sobrevivir en una situación que nos supera a todos.
Me gustaría que lo leyeses y pensases…
Qué opinas al respecto?
Crees que puedo considerar que la realidad me ha dado un Zasca en toda regla?
Es algo sin lo que no podremos vivir ya en un futuro?
Aceptaremos y asumiremos los efectos que sobre los trabajadores, repartidores etc. y sobre el pequeño comercio va a tener y estaba ya teniendo esta nueva forma de consumo??
Ahí lo dejo…
Piensa, reflexiona… y dime
– “Buenos días”- dijo el Principito.
– “Buenos días”- dijo el mercader.
Era un mercader de pastillas perfeccionadas que calmaban la sed ….
Uno tomaba una por semana y no sentía la necesidad de beber.
– “¿Porque vendes esto?”-, pregunto el Principito.
– “Se ahorra mucho tiempo”-, dijo el mercader, “los expertos han hechos varios cálculos. Se ahorraran cincuenta y tres minutos por semana”
-”¿Y que se puede hacer con esos cincuenta y tres minutos por semana?”- pregunto el principito.
– “Cada uno hace lo que quiere….”
– “Si yo tuviera 53 minutos libres -dijo el principito- me acercaría caminando lentamente a una fuente”.
Antoine de Saint-Exupéry. “El Principito”
Con este extracto de la obra El Principio, comienza uno de los pensamientos de una deliciosa obra de María Novo titulada “Despacio, despacio…” en la que la autora trata de llevar a una reflexión acerca de los beneficios que podría tener practicar una desaceleración de nuestros modos de comportamiento, de una serie de actividades que llevamos a cabo o desempeñamos a diario y que no somos conscientes de que realizamos a toda velocidad.
Nos falta tiempo!!!!
O eso creemos …
Pero esta creencia tan extendida y en ocasiones real, hace que si un mercader de hoy en día nos ofrece sus mágicas píldoras, o si un amigo o familiar nos cuenta su experiencia con ellas, hace que automáticamente caigamos en la cuenta de que algo hemos hecho mal si no hemos sucumbido a las magníficas oportunidades de ser felices que por ejemplo, nos ofrecen las grandes compañías de todos los sectores haciendo que no tengamos que poner el pie en la calle para poder tener lo que realmente necesitamos para ser felices, que muchas veces no lo sabemos.
De este modo podemos ser dichosos estando plácidamente en nuestra casa y sin correr los grandes riesgos que supone cruzar el umbral de la puerta, tener que caminar, saludar y relacionarnos hasta llegar a una incómoda tienda donde es necesario intercambiar una serie de palabras, gestos y hasta saludos con aquella persona que nos deberá de atender para que consigamos nuestro objetivo.
Como en todos los ámbitos, las nuevas tecnologías y los avances que ellas nos procuran resultan ser un arma de doble filo que sin darnos cuenta nos pone en una incómoda situación por que nos exigiría una reflexión, un pensamiento para el cual normalmente no tenemos tiempo, y que si no la ejercemos nos lleva a convertirnos en meros títeres en manos de aquellos que saben lo que nos conviene.
No quiero por esa razón, poner en duda lo apropiado y útil de determinados servicios que son de tremenda utilidad aplicado a personas con dificultades, ya sean personales como falta de movilidad debido a alguna enfermedad, a personas afectadas de soledad o a aquellas que viven en alguna parte de la España vaciada en la que no hay comercios especializados, farmacias, entidades bancarias o ni siquiera un lugar donde comprar el pan y la leche.
Sin embargo, y paradójicamente, en estos lugares es difícil que las grandes compañías de comercio electrónico aporten las mismas soluciones que en las grandes ciudades por algo que las personas nos empeñamos en no entender: las personas y los lugares lo somos en cuanto que somos RENTABLES…
De este modo, si no tenemos cobertura móvil, o aun menos opciones de tener una conexión a internet es por que no somos lo suficientemente rentables económicamente hablando, claro.
Una compañía multinacional nos ha hecho ver en los últimos años que gracias a sus cápsulas de café mágicas podemos tener en nuestra casa en pocas horas, cuales píldoras que quitan la sed, algo cercano a la excelencia…
Ofrecen servicios de entrega a domicilio incluso en una hora lo cual habla muy bien de dicha compañía, y llevado por la curiosidad poco a poco me convenzo de que mi felicidad puede estar más cerca… felicidad que veo esfumarse cuando tengo que introducir mi código postal para recibir un mensaje amable y jovial que me dice que ….no me pueden dar servicio.. así que tendré que hacer eso tan desagradable y antidiluviano de salir a la calle, ir al bar del pueblo, pedir un café en la barra y tener que soportar esa horrible experiencia de socializar y tener que intercambiar alguna palabra con alguna de las personas que encuentre por el camino o en el mismo bar… ufff Asco de vida!
Qué pena no vivir en una de esas ciudades a las que te llevan el café a casa en una hora y curiosamente, son las que concentran el mayor número de boutiques que esa firma tiene distribuidas por el territorio nacional.
Trabajo en una empresa de transporte desde hace veinte años… he vivido y vivo en las prisas continuas…
Es indudable que en los últimos años el desarrollo del comercio electrónico ha permitido a muchas personas y empresas ofrecer sus productos y servicios a un mayor número de personas puesto que cualquier producto está, a través de internet, visible en todo el mundo y esto ha sido algo que ha servido de revulsivo a pequeños productores, artesanos y comerciantes que ven ante si la oportunidad de vender en el mundo entero.
Por supuesto para las empresas de transporte posibilidades de ganar dinero, nuevas opciones de desarrollo que aparecen como “oportunidades” (nótese que cuando hablamos de oportunidades siempre hay un concepto implícito… y es el de oportunidades de negocio, de ganar dinero, no de ser más felices, de mejorar las condiciones de trabajo disponiendo de más tiempo para estar con los hijos etc.).
Pero sería también importante pensar, reflexionar y ser consciente de lo que hay detrás de estas nuevas formas de consumo que hacen que estas empresas cuenten con personas y vehículos dedicados a servir a un publico que se ha acostumbrado a exigir cada día más que se reduzcan los tiempos y los precios al tiempo que se aumenta la calidad de los productos y el servicio…
Miles de trabajadores, repartidores, personal de atención al cliente y seguimiento, sufren cada día unas condiciones más precarias y estresantes de trabajo.
A día de hoy repartidores que hace años hacían 70 repartos al día, han pasado a gestionar hasta 120 entregas, lo que se complementa con recogidas y siempre bajo una presión a través de unos horarios que comienzan a las 6 de la mañana y se alarga durante más de 12 horas conduciendo un vehículo, muchas veces pesado.
Recientemente tuve la oportunidad de hacer una de las rutas diarias con uno de nuestros vehículos, y detecté el hartazgo y la desesperación de un conductor que comienza a las 6:30, acaba hacia las 20:30 y que pasadas horas compartiendo su experiencia y las vicisitudes del día a día, llegó a confesarme que no era feliz.
No es políticamente correcto lo que voy a decir… pero ahí va..
Y si reflexionamos?? y si dedicamos un poco de nuestro tiempo a pensar si hacemos un correcto uso de las nuevas formas de consumo y de la tecnología buscando lo que nos aporte ser más felices y más dichosos???
A lo mejor un día nos dirigimos a la fuente como la del principito en forma de pequeño comercio, de tienda o de bar y compramos o nos tomamos un café junto a un repartidor que milagrosamente ha acabado su jornada laboral y que tiene también la opción de intercambiar unas palabras, pensamientos o un simple saludo.
Yo personalmente prefiero un café en el bar con amigos y una buena tertulia antes que una cápsula prodigiosa .
Sere un extraterrestres