Desmontando refranes y dichos

Desmontando refranes y dichos

Reza un dicho popular que “solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena”

Quiero compartir una experiencia que pude vivir recientemente para que quien lo desee pueda descubrir que esa santa a la que se dedican tantos templos y dichos, es una divinidad a la que tener muy presente y no solo en noches de tormenta y estruendo.

¿Quieres ser uno de los afortunados y afortunadas ?

Sigue leyendo para venir conmigo y ver de qué modo Valjunquera, la Tellería con Eva y Emma, unidas a la magia del Matarranya podrán hacer que Santa Bárbara nunca sea lo mismo para ti.

Decía Simone Weil que no hay arma más eficaz que la atención

atención, conciencia plena…  sin lo que no es posible vivir y experimentar.

Hace tan solo unos días tuve una experiencia que me hizo reafirmar estos pensamientos cuando por razones laborales tuve la oportunidad de recorrer una carretera por la que transito de forma habitual sin fijarme apenas, sin reparar, porque tan solo es parte del camino que me lleva hasta mi destino.

Era un viaje por trabajo por el Matarranya. Llevado por unos horarios que me permitieron gozar de un tiempo libre tuve la oportunidad de conocer un pueblo, una ermita, una historia y una casa de viajeros que se conjuraron para demostrar que la lentitud y la atención puede proporcionarnos los estímulos y las sensaciones más gratificantes y sorprendentes.

Valjunquera era para mí un lugar de paso camino de la costa tarraconense cercano a hitos como La Fresneda o Valderrobres que como el Matarraya, constituyen destinos turísticos cada vez más codiciados.

Kairós hace presencia

Kairós, siempre Kairós, suele acudir a su cita cuando paro, miro, espero y conduzco prestando atención y permitiendo que ejerza su hechizo sobre mí.

Ese dios del momento oportuno hizo que tras descender por ese tobogán en forma de carretera que se inicia al abandonar la nacional, entrando en la población, a mi derecha, apareciese una imagen que me hizo prestar toda la atención, teniendo que reducir aun más la velocidad hasta casi detenerme.

Rasgando el cielo y erigiéndose de un modo mágico, una ermita flanqueada por unos cipreses que desean llegar a lo más alto y rematada por una espadaña deseando ascender con ellos, hizo que mi mirada no pudiese sino observarla.

Así que una vez que acabé mi compromisos y teniendo que esperar hasta poder acudir a mi siguiente cita, sentí la necesidad de parar en Valjunquera para saber el modo de llegar hasta esa imagen que me acompañaba desde que pude divisarla hacía un rato.

Y ahí estaba…

¿La ermita? Te preguntarás

¡no!…todavía no.

Antes de alcanzar el templo y buscando alguna indicación que la señalase, sin lograr encontrarla, pude alcanzar un camino que partía de una construcción pegada a la carretera y rematada por una bandera cuatribarrada que habla de Aragón, de Cataluña y Valencia, y que había acaparado mi atención en diversas ocasiones al pasar al lado.

Un cartel que anuncia menús los fines de semana me hizo pensar que ningún lugar como ese para que me indicasen el camino que ansiaba.

La Tellería

Así que cuando abandoné la carretera para llegar por intuición a aquel alto, entré a preguntar y al cruzar la puerta encontré un lugar deliciosamente decorado con fotografías y motivos que hablan de cine, de cocina y de acogimiento.

Enfrente, una barra que da la bienvenida y tras ella Emma.

Con la sonrisa oculta tras la mascarilla pero anunciada por unos ojos intensos, Emma invita a entrar, a preguntar y a descubrir.

Al principio mi idea era tan solo conocer cómo llegar a la base de esos cipreses para ver qué es lo que quieren llevar hasta el infinito…

pero llevado no solo por mi interés, sino también por mi afición gastronómica y por que la hora de comer se acercaba, pregunté a esos ojos si tenían un menú del día que fuese adecuado con los gastos a los que puedo hacer frente en mi jornada laboral.

Salí de allí tras una conversación regalada y con la determinación de que fuese ese el lugar en el que pararía a almorzar antes de mi siguiente visita.

Cuando tomé el camino que esa guía improvisada me indicó, comencé a ascender por un camino escasamente pavimentado que buscaba alcanzar mi destino retorciéndose sobre la tierra y dibujando curva a curva una ascensión inspiradora.

Cuando parecía que el camino tomaba otra dirección, un desvío a la izquierda me condujo a una construcción en la que una placa habla de Santa Bárbara.

Al descender de mi coche sentí como si estuviese atrapado en una conjura que la santa, y todo el aura mágico y astral que allí se concentra, me hubiesen llevado como convidado improvisado.

Santa Bárbara de Valjunquera

Santa Bárbara…Bárbara de Nicomedia, misterio y leyendas

Cuenta la tradición que Bárbara de Nicomedia fue una joven a la que pese a su nombre se le atribuyen varios orígenes, todos por Asia Menor.

Lo que sí recoge la historia es que fue hija de un sátrapa llamado Dióscoro, que por negarse a aceptar el matrimonio que él le preparaba y por adoptar la fe cristiana, la martirizó de una forma cruenta y brutal, llegando después a decapitarla en la cima de una montaña.

Pero la naturaleza, que a veces procura justicia poética, hizo que al hacerlo, un rayo cayese sobre él quitándole la vida dotando a Bárbara de una identificación con todo aquello que provoca estruendo o estallido.

Es por ello que es considerada patrona de los artilleros y de aquellas profesiones que tienen que ver con fuego, explosivos etc. de modo que otros gremios como bomberos o mineros, le rinden culto cada 4 de diciembre.

(Permítaseme decir que mi concepto de “chica explosiva”  dista mucho de la  imagen de la santa con un cáliz y una hostia a modo de corona, que es como se le representa…)

En cualquier caso uno que prefiere pensar en el rayo, la tormenta y el estruendo como parte de la naturaleza antes que en la significación militar y religiosa, no pudo sino sentir un escalofrío al encontrarse junto a la pequeña pero preciosa construcción situada en ese alto.

Ese día, ese momento, parecía un decorado.

Sobre ese cerro y dominando lo que acontece a sus pies, la ermita parece gritar en silencio haciendo honor a su advocación.

Sentí un grito silente pero resonante al llegar hasta ella y mirar al cielo casi inconscientemente.

Sobre mí, ese cielo infinito aparecía envuelto en unas nubes que parecían sacadas de alguna representación, de un cuadro que quisiera reproducir el momento en el ese rayo cayó justiciero cayó sobre la tierra haciendo de ese momento inolvidable gracias a una imagen sobrecogedora.

No es de extrañar, que desde hace mucho tiempo a este punto, a esta cima se le atribuyan cualidades legendarias y atributos mágicos y misteriosos.

De hecho en el cerro y su ladera hay localizadas inscripciones, grabados y cazoletas que datan de la Edad del Bronce, que reproducen incluso a modo de mapas estelares, las constelaciones, algún planeta y que hablan de ese lugar como de observación del firmamento desde hace más de tres mil años.

Pero si a este humilde relator hay algo que le asombra especialmente es la asociación de este cerro y de la tierra que me rodea con las llamadas líneas ley.

Las líneas ley

Confieso que llevado por la curiosidad acerca de estos elementos curioseé y descubrí este fascinante relato que habla del lugar que pisaba…

Se trata de líneas que unen elementos geográficos o constructivos y que se asocian a teorías místicas y espirituales y que podrían tener según algunos investigadores, su origen en fuentes y corrientes energéticas.

Pues bien, si podemos mirar en un mapa el lugar en el que nos encontramos en relación a las ermitas también dedicadas a Santa Bárbara de Valjunquera al Oeste, y la Fresneda al Este, observaremos con asombro, que están alineadas en una recta casi perfecta.

Y aun más, si alargamos esa recta podremos observar cómo la prolongación alcanza al castillo calatravo de Alcañiz y por el lado contrario, buscando el Mediterráneo el de Valderrobres con las mencionadas ermitas entre ellas.

¿Casualidad?, ¿Azar?

¿O realmente algo o alguien dibujó en el tiempo una línea para unir tanto arte, misterio, magia e historia ?

Llegados a este punto, seguro que el intrigado lector está ya deseando descubrir qué se siente y qué despierta en sí este lugar al formar parte de esa alineación que no sabemos exactamente a qué se debe.

Lo que en mi caso sentí, visto lo acontecido en el alto, me lleva a pensar en que efectivamente fui guiado hasta allí por alguna energía positiva que pintó ese cielo y esa tierra para que pudiese escribir y relatar lo que ahora tiene enfrente.

Caminé, respiré, observé e imaginé en aquel entorno sin darme cuenta de que el tiempo transcurría hasta que incluso sin darme cuenta, la magia de aquel lugar me hizo llegar caminando a la parte baja de la ladera en la que unos almendros que anunciaban la primavera, quisieron poner su color y su impronta para regalarme una imagen difícilmente repetible.

Pero la magia aun no había acabado, y cuando me dispuse a cumplir mi plan para no desfallecer de hambre en el lugar donde se inició mi aventura, me di cuenta y asistí a una continuación del hechizo que había podido experimentar en aquel lugar mágico.

Como una extensión material y espiritual de aquel cerro, la Tellería aparece como un lugar en el que reposar, disfrutar, alimentar cuerpo y alma y sobre todo en el que experimentar.

No quiero llamarlo restaurante, ni hotel… me gusta lo que reza en su perfil de IG:

“Casa de viajeros”

De nuevo Emma me recibió y casi sin sentir, comenzamos una conversación que nos llevó a hablar de esto y de aquello con el hilo conductor de mi curiosidad y su pasión al hablar del lugar en el que vive y trabaja.

Y me habló de Eva.

Una chica, catalana como ella, atrapada por el Matarranya y que aporta su ilusión y su pasión a una comarca que le debe de estar agradecida.

Me cuenta que el lugar en el que nos encontramos era de su familia y con esfuerzo pero sobre todo con creatividad y con arte, está poniendo en el punto de mira de viajeros y turistas, que considero epicúeros como yo, un establecimiento y una forma de entender la cocina.

Resulta curioso y estimulante que cuando Emma habla de la cocina de Eva, es como si alargase el espíritu y el alma de ese espectáculo que acabo de vislumbrar y disfrutar en el cerro, en el que la acción humana y la naturaleza se unen y se alimentan.

En su cara siempre sonriente se lee la admiración que siente por una cocinera que utiliza productos sencillos, naturales pero que dotados y engrandecidos con su genio se convierten en algo sublime.

Y hoy yo puedo dar fe de que así es.

La experiencia fue increíble desde el momento en el que me senté a la mesa aunque reconozco que ya cautivado por lo que Emma me había transmitido.

Aun así cada detalle, cada estímulo que me llegaba me instaba a degustarlo y a prepararme para disfrutar.

Ya he hecho alusión a un lugar acogedor que invita a estar… simplemente… y no se me ocurre mejor elogio.

Sin embargo en el momento en el que uno ha probado y saboreado alguna de las creaciones de Eva pensará que ahí hay que ir a estar, a disfrutar, a vivir.

El ambiente, la disposición de las mesas y los objetos…

Productos de la tierra, de cercanía, de mercado… tradicionales y genuinos.

Una carta de presentación inmejorable antesala de lo que al final fue una experiencia increíble.

Pero al final vino lo mejor cuando pedí a Emma que me presentase, si podía ser, a la creadora de los menús y pudimos estar un rato comentando y disfrutando.

Cuando salió a saludarme estaba metida entre fogones, literalmente hablando…

Sobremesa improvisada regalada de ilusión.

Una conversación distendida, apasionada e interesante interrumpida cada cinco minutos para dar vuelta por sus espectaculares guisos, me hizo aprender muchas cosas.

Turistas de todo tipo, y de todas las edades y viajeros que buscan lo que muchas veces olvida y desprecia la ciudad…tranquilidad, naturaleza, productos de verdad.

Emma y Eva me hablaron y me hicieron conocer a una pareja de octogenarios que se alojaron previo lanzamiento por la cercana tirolina de Fuentespalda y a parte del equipo de Yamaha al celebrarse el campeonato del mundo de motociclismo…

Y es que, mirando con detenimiento de nuevo el mapa, descubrimos que la Tellería está justo sobre esa línea ley que une Alcañiz con Valderrobres…

No sabemos si la casa de viajeros y sus magnificas anfitrionas se nutren de la energía que por ella circula… de lo que estoy seguro es de que ellas con su fuerza, su ilusión y entusiasmo la alimentan día a día haciendo que su encanto y su impronta se extienda por el Matarranya.

Desmontando refranes y dichos populares sin demasiada credibilidad…

Bárbara de Nicomedia, Eva y Emma de Valjunquera, energía, arte, historia y magia a partes iguales harán que el  imaginario del viajero afortunado que desee allí degustar paisajes, parada y fonda, no sea el mismo a partir de entonces.

2 thoughts on “Desmontando refranes y dichos

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